En la secundaria mis profesores de francés usaban métodos estructuralistas, y parece ser que era una tónica muy extendida. Era evidente que ellos creían en los principios del estructuralismo estadounidense, de base conductista y esto se reflejaba en su metodología. Para empezar todos los profesores que tuve estaban centrados en el libro "La France en directe" donde nos enseñaban a repetir o transformar modelos para que aprendiéramos sus estructuras. Parecía que nosotros no tuviéramos intereses y claro, lo que venía en el libro era lo importante.
En clase seguíamos el esquema mecanicista: imitación - repetición - memorización y la verdad es que era bastante aburrido hacer tantos ejercicios repetitivos, aunque ya incluían la comprensión auditiva y se daba más importancia a la lengua oral. A pesar de ello, no hacíamos ninguna actividad creativa donde tuviéramos que hablar de nosotros, de nuestros intereses, opiniones, o incluso hablar de temas de actualidad.
Por fin llegó el momento de pasar a la acción y salir un poco de los libros.Recuerdo mis clases de inglés del British Council de El Cairo, eso si que eran clases comunicativas.
Los profesores, desde el principio nos proponían realizar actividades comunicativas y había mucha práctica oral. Sentía que aprendía mucho mientras interpretaba por el contexto todo lo que ocurría y lo que más me gustaba eran las actividades en grupo. Observaba las clases con atención y me fijaba también en formas de trabajar las destrezas para luego aplicarlas en mis clases de español como segunda lengua. Los profes usaban un método comunicativo basado en una concepción de la lengua donde lo más importante era el desarrollo de la competencia comunicativa y satisfacer las necesidades comunicativas de los alumnos. Lo más práctico era la idea de enseñar funciones comunicativas en una situación determinada y aprender a usar la gramática para esos fines. Esto me pareció la clave para ver que si no pasábamos a la acción, a hacer actividades que fueran reales en situaciones comunicaticas cotidianas no aprenderíamos nunca a usar bien la lengua oral.
La metodología en la que me siento más cómodo es el enfoque por tareas. En algunas clases en International House en Londres, el profesor seguía un enfoque comunicativo y conseguía una gran interacción. Siempre hablábamos en grupo de nuestras experiencias personales, relacionadas con el tema del libro. A veces él proponía pequeñas tareas y funcionaban muy bien. Éstas me hacían pensar en todo el proceso de aprendizaje mientras las realizaba, y al acabarlas me sentía muy satisfecho. Una de las veces la tarea era descubrir la gramática: las condicionales. Primero el profe trajo muchas gramáticas, nos dividimos en grupo y nos dijo cuál era el producto que había que crear: diseñar un cartel explicativo con un tipo de oración condicional. Todos nos pusimos a consultar aquellas gramáticas, leímos la información y escribimos otros ejemplos que explicasen bien un tipo de condicional. Después de acabar el cartel, cada grupo lo colgaba en la pared y un portavoz explicaba a los otros cómo funcionaba ese tipo de condicional. Era muy interesante acercarse a ver el cartel de cada grupo porque se generaban muchos comentarios, y lo que importaba no era conseguir elaborar un producto sino el proceso por el que habíamos pasado, donde todos aprendíamos de todos con mucha motivación.
En clase seguíamos el esquema mecanicista: imitación - repetición - memorización y la verdad es que era bastante aburrido hacer tantos ejercicios repetitivos, aunque ya incluían la comprensión auditiva y se daba más importancia a la lengua oral. A pesar de ello, no hacíamos ninguna actividad creativa donde tuviéramos que hablar de nosotros, de nuestros intereses, opiniones, o incluso hablar de temas de actualidad.
Por fin llegó el momento de pasar a la acción y salir un poco de los libros.Recuerdo mis clases de inglés del British Council de El Cairo, eso si que eran clases comunicativas.
Los profesores, desde el principio nos proponían realizar actividades comunicativas y había mucha práctica oral. Sentía que aprendía mucho mientras interpretaba por el contexto todo lo que ocurría y lo que más me gustaba eran las actividades en grupo. Observaba las clases con atención y me fijaba también en formas de trabajar las destrezas para luego aplicarlas en mis clases de español como segunda lengua. Los profes usaban un método comunicativo basado en una concepción de la lengua donde lo más importante era el desarrollo de la competencia comunicativa y satisfacer las necesidades comunicativas de los alumnos. Lo más práctico era la idea de enseñar funciones comunicativas en una situación determinada y aprender a usar la gramática para esos fines. Esto me pareció la clave para ver que si no pasábamos a la acción, a hacer actividades que fueran reales en situaciones comunicaticas cotidianas no aprenderíamos nunca a usar bien la lengua oral.
La metodología en la que me siento más cómodo es el enfoque por tareas. En algunas clases en International House en Londres, el profesor seguía un enfoque comunicativo y conseguía una gran interacción. Siempre hablábamos en grupo de nuestras experiencias personales, relacionadas con el tema del libro. A veces él proponía pequeñas tareas y funcionaban muy bien. Éstas me hacían pensar en todo el proceso de aprendizaje mientras las realizaba, y al acabarlas me sentía muy satisfecho. Una de las veces la tarea era descubrir la gramática: las condicionales. Primero el profe trajo muchas gramáticas, nos dividimos en grupo y nos dijo cuál era el producto que había que crear: diseñar un cartel explicativo con un tipo de oración condicional. Todos nos pusimos a consultar aquellas gramáticas, leímos la información y escribimos otros ejemplos que explicasen bien un tipo de condicional. Después de acabar el cartel, cada grupo lo colgaba en la pared y un portavoz explicaba a los otros cómo funcionaba ese tipo de condicional. Era muy interesante acercarse a ver el cartel de cada grupo porque se generaban muchos comentarios, y lo que importaba no era conseguir elaborar un producto sino el proceso por el que habíamos pasado, donde todos aprendíamos de todos con mucha motivación.
3 comentarios:
A veces él proponía pequeñas tareas y funcionaban muy bien. Éstas me hacían pensar en todo el proceso de aprendizaje mientras las realizaba, y al acabarlas me sentía muy satisfecho.
Muchas veces las pequeñas tareas y los objetivos muy concretos traen mejores resultados que las grandes ambiciones en la enseñanza. Ser puntuales y claros con los objetivos ayuda mucho a agilizar la clase.
Mario,
Sin duda tu experiencia en la enseñanza de lenguas es muy rica. Me llama la atención lo que comentas sobre el trabajo con el enfoque comunicativo. En lo personal me gustaría saber qué peso le daban los profesores al uso de materiales para el desarrollo de habilidades de los alumnos, es decir, ¿ellos fomentaban este desarrollo única y exclusivamente por las actividades que se proponían en el material o el profesor las tomaba como referencia y las modificaba a través del trabajo con su grupo?
Que historia más sorprendente! Y todavia practicas árabe egipcio? Dejaste las clases o aprendiste turco?
Un saludo!
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